Los voy a invitar a pensar en una situación hipotética. Aunque a mamá no le gusta porque ella dice que son preferibles los hechos.
Qué tal si un grupo de personas acostumbra a viajar a la playa porque es el único lugar que tienen para divertirse: vamos a la playa y pasamos un rato chévere... y cuando van por la carretera, pasa un remolino de no saben qué y quedan aplastados en la carretera. Algunos que alcanzan a llegar al mar dicen: Lo logramos pero cada vez se pone más peligroso. Ajá, Pero cómo hacemos? es el único lugar al que podemos llegar a relajarnos. Y eso ocurre una y otra vez. La historia es cruel, ¿cierto?
Ahora imaginen que no son personas, son CANGREJOS. Y ahora imaginen que no es una situación hipotética, es real.
Cuando llegan las lluvias se da la migración desde las zonas de ciénaga y cientos de cangrejos saben que es tiempo de reproducción, se dirigen a la playa y en su intento de cruzar una carretera mueren aplastados por los vehículos que pasan. Eso sucede en Barranquilla y en muchos lugares, el progreso que llega con vías y carreteras es un remolino que las especies no entienden porque ellos tienen un plan que no es negociable, vivir y mantener el ecosistema sano.
Me animé a hablarles del tema porque vi los videos de los perros arrollados en la vía al mar que compartieron en redes sociales. El muro que separa las dos calzadas es un callejón sin salida y ellos no lo saben y es feo verlos morir así. Entonces recordé a los cangrejos, tienen muchos años con ese mismo problema. Y el punto es el mismo, vías, carreteras que se nos ocurren a los humanos. No podemos sentarnos en una mesa a discutir con ellos un plan que favorezca a todos, nos toca a nosotros pensar cómo hacer mejor nuestra convivencia con toooodos los seres vivos.
Recuerden que todo en el planeta está conectado y compartimos la misma casa. Soy Gabriela Casuso, líder del Proyecto Acuática.
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