Esta semana Argentina tomó una gran decisión sobre las salmoneras. Las prohibió en el Canal de Beagle. Un hecho importante para el mundo. Es el primer país que se pronuncia en contra de ese tipo de proceso de producción industrial que afecta el ambiente y el ecosistema natural.
La salmonicultura es la siembra de salmones para fines comerciales. Los engordan en “jaulas de redes abiertas o flotantes” ubicadas en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica noruega desde 1960. Las jaulas tienen el tamaño de una cancha de fútbol y toneladas de salmones han muerto por falta de oxígeno en fiordos Comau y canales. En este caso el Canal de Beagle es un estrecho entre Argentina y Chile y es refugio para todas las especies que lo visitan o viven allí, como ballenas jorobadas, delfines australes, lobos marinos de un pelo y dos pelos y distintas aves marinas.
¿Pero qué tiene que ver la salmonicultura de Argentina con Colombia? Por qué Gabriela Casuso nos habla de eso si ni me gusta el salmón y yo como bocachico o cojinúa, no sé.
En el planeta todo está conectado. Y una de las razones para decisiones equivocadas es la desinformación. Así que si por alguna razón llega a su plato un salmón, recuerde que esa industria afecta los ecosistemas en el planeta, no sólo a Argentina. Las ballenas, los delfines, las aves migran por todo el mundo, en la casa que compartimos todos. Tu casa, mi casa, la de todos.
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