Gracias al océano, vivimos y respiramos.
Sin embargo es común que no nos demos cuenta que nuestras acciones diarias están conectadas con el. Lo peor es que las convertimos en costumbres que pasan de generación en generación.
Martín Tapias siempre me recuerda que aprendió conmigo que las caracolas marinas no son adornos y que deben quedarse en la playa. ¡No te preocupes, Martin! Lo importante es que al saberlo nuestra mente y acciones cambien.
Una mexicana nos escribió preocupada porque en las playas de Cancún, los fines de semana, sacan bolsas repletas de caracolas y conchas de mar, que son hogar y protección de cangrejos y pulpos.
¿Ajá Gaby y qué tiene que ver Cancun si eso está lejos de aquí? Queridos oyentes de Caracol, todo está conectado. ¿Se fijan que los hábitos son los mismos? ver el océano sólo como fuente o proveedor de recursos y nos olvidamos que es un GRAN ser vivo al que debemos respeto y agradecimiento.
Por eso debemos preocuparnos por conocerlo. El océano no solo representa vida, también paz y tranquilidad para todos.
El agua en la profundidad es fría en relación con la superficie, claro porque a medida que te sumerges ya no está el calorcito del sol del que tanto nos quejamos por estos días. Y es bueno que sepan que el océano es el principal regulador de la temperatura del planeta.
¡Oigan! no sé ustedes, pero es hora de devolverle al océano lo que hace por nosotros.
Columna para Caracol Radio*
No hay comentarios:
Publicar un comentario